“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo… que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo…” 2 Timoteo 4:1-2. 

El apóstol Pablo sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida. Había sido apresado por predicar el evangelio y “el tiempo de su partida estaba cerca”. Antes de ser sentenciado, en sus últimas palabras quería expresarle al joven Timoteo que no olvidara la misión número uno: Predicar el evangelio.

Cada hijo de Dios ha sido llamado a compartir el evangelio con otras personas. Las formas de hacerlo pueden variar: Desde un púlpito, a través de un video, por las redes sociales, a través de la música, el arte, la escritura… Más allá de las formas y los recursos, lo importante es llevar adelante la tarea que nos encomendó el Señor: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

Esta pandemia ha demostrado que seguimos siendo la Iglesia de Cristo aunque no nos reunamos en un mismo espacio físico. “La palabra no está presa”. En este tiempo tenemos la posibilidad de seguir conectados con muchas personas que atraviesan necesidades, y no debemos olvidar que lo más importante que tenemos para compartir es lo que Cristo les está ofreciendo: Perdón de pecados, salvación y vida eterna.

Muchas personas pueden mostrarse “simpatizantes” de la Iglesia en este tiempo difícil, pero siguen sin aceptar a Cristo como su Salvador. Podemos suplir necesidades, pero esto no llevará a nadie al cielo. Está en juego la eternidad de cada persona. Por eso no debemos olvidar que la misión más importante que nos dio el Señor es predicar el evangelio.

Las personas necesitan una relación real y directa con Cristo, no con nosotros. No desaprovechemos las oportunidades que Dios nos está dando para que muchos alcancen salvación antes de que Cristo regrese. Hablemos “a tiempo y fuera de tiempo”, y creamos que la Palabra no volverá vacía.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

 

compartir por messenger
compartir por Whatsapp