“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Gálatas 6:2.

¡Cuántas cargas puede haber sobre nuestros hombros en medio de una pandemia! Además de las responsabilidades espirituales, laborales, familiares, sociales, educativas, se añaden las medidas especiales que debemos tomar cada vez que salimos de nuestra casa y el estrés que normalmente esto provoca.

En griego hay dos palabras diferentes para referirse a una “carga”. Una de ellas es fortion, que significa “algo que se puede transportar, algo que tiene que ser llevado sin referencia alguna a su peso”. Esta palabra se usaba para hablar de la mochila que un soldado debía cargar todo el tiempo. Simbólicamente hace referencia a la propia responsabilidad. Es el peso que todos podemos y debemos llevar diariamente, como por ejemplo el laboral. El mismo apóstol Pablo nos dice que “cada uno deberá llevar su propia carga (fortion)”. (Gálatas 6:5).

La otra palabra es barós, que significa “peso exagerado, todo aquello que le oprime a uno físicamente, que hace una demanda exagerada de las propias energías; algo gravoso”. Esta palabra se usaba para referirse a una carga que era tan pesada que solo se podía mover con la ayuda de otra persona. Justamente de este tipo de carga está hablando el pasaje.

Ayudarnos unos a otros a sobrellevar las cargas es algo que el Señor nos ha encomendado. Así como nos gustaría que nos ayuden, debemos ayudar a los demás. El amor de Cristo nos mueve a ayudar a otros aunque nosotros estemos llevando también algunas cargas.

Este devocional es un llamado a los que saben cómo depositar sus cargas en Jesús. A los que viven bajo su señorío y sumisión y reciben el alivio que necesitan. Los que diariamente cumplen con el llamado del Señor: “Lleven mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y de corazón humilde. Así hallarán descanso para el alma, porque mi yugo es fácil de llevar y mi carga es ligera”. (Mateo 11:29-30).

Podemos suplir necesidades materiales de muchas maneras, pero hay otras cargas que solo se suplen con una palabra de aliento, de esperanza, de consuelo. Apartando tiempo para escuchar. Orando. Compartiendo lo que el Señor hizo en nuestra vida en tiempos de dificultad.

La respuesta de Dios a nuestras necesidades es una clara demostración de cuán importante es ayudar a otros. Por eso, dile al Señor que quieres ser un instrumento de bendición y verás de qué manera el Espíritu Santo te capacitará y te guiará hacia aquellos que necesitan ser tocados por Dios.

Toma un momento ahora mismo y piensa en tres personas a las que puedes bendecir antes de que termine esta semana. Ahora, da el paso.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

 

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