“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. Isaías 55:10-11.

Aquí está hablando Dios directamente. No es un sueño que hay que interpretar ni una mano que escribe en la pared palabras que hay que traducir. El Señor le dice a su pueblo que así como Él tiene el control de la vida en la tierra, también tiene en sus manos el destino de su palabra. Esto significa que Dios no es “puro hablar.” Cuando Él habla, sus palabras cumplen con un propósito establecido.

No siempre entendemos por qué Dios actúa de la manera en que lo hace, pero podemos estar seguros de que cada suceso en nuestra vida está bajo su control y siempre obra para cumplir su perfecta voluntad en nosotros y por medio nuestro.

¿Recibiste una Palabra de Dios que sacudió tu espíritu? Él la hará prosperar. Así como debemos esperar que una semilla crezca, madure y produzca frutos, también debemos esperar el tiempo dispuesto por Dios para el cumplimiento de sus promesas. “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor..” (Salmo 40:1).

Cuando te sientas invadido por una sensación de urgencia o incertidumbre, recuerda quién es Dios. Aunque es posible que no todo se resuelva como nosotros quisiéramos, se hará de acuerdo con la sabiduría perfecta de Dios y pensando en nuestro bien.

Alguien dijo: Dios hace una promesa, la fe la cree, la esperanza la aguarda y la paciencia espera tranquilamente su cumplimiento. ¿Tienes suficiente confianza en el Señor para esperar con paciencia el cumplimiento de la promesa que te hizo?

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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