“…Balaam, hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, fue detenido de su locura cuando su burra lo reprendió con voz humana.” 2 Pedro 2:15b-16.

Toda idea, deseo minúsculo o ambición imperceptible fuera de la voluntad de Dios que no detenemos a tiempo, contaminará todo nuestro ser. Por eso es tan importante escuchar al Espíritu Santo y prestar atención a la Palabra de Dios.

Le pasó al profeta Balaam. Se suponía que estaría conectado permanentemente con Dios para escucharle y comprender su voluntad, pero prefirió el “premio de la maldad”. Había mucho dinero en juego. Era tentadora la propuesta, pero venía directamente del infierno. “Maldice a Israel, eso es todo” –le dijo el rey moabita- “Es la única manera en que los puedo derrotar”. Balaam le dio una respuesta proféticamente correcta: “Lo que me diga Dios diré”. ¡Pero Balaam ya sabía de antemano que el Señor nunca iba a maldecir a Su pueblo!

Balaam preparó su asna y entusiasmado emprendió el viaje, tal vez pensando: “Quizás exista alguna posibilidad de que Dios acepte maldecir a Israel… Si le han fallado tantas veces… O no, tal vez haya otra forma…” De pronto su burra se salió del camino. “¿A dónde vas, animal?”. No avanzaba ni con azotes. “Cuando el asna vio que el ángel del Señor estaba en el camino, y que en la mano tenía desenvainada la espada, se apartó del camino… Balaam, se enojó y la azotó con un palo. Entonces el Señor hizo que el asna hablara…” Por favor, lee la historia completa en Números 22:1-35.

¿Puedes imaginarte la escena? Y lo más incomprensible es que el profeta empezó a hablar con el animal. Ni siquiera se dio cuenta de lo que estaba haciendo. “Pero yo soy la misma burra que has montado toda tu vida -le contestó-. ¿Alguna vez te he hecho algo así? No -admitió Balaam-. Entonces el Señor abrió sus ojos y vio al ángel del Señor de pie en el camino con una espada desenvainada en su mano…” (Números 22:30-31). ¡La burra tuvo más visión espiritual que el profeta!

Pedro usa esta historia para advertirnos que vendrían engañadores con la intención de desviarnos de la verdad. Hoy por hoy, hay muchos que actúan con “locura” como menciona el apóstol. Son voces que hablan sin el respaldo del Espíritu Santo; capaces de torcer la verdad si con esto satisfacen sus deseos más bajos.

Nos urge en este tiempo ser esos hombres y mujeres que estén dispuestos a obedecer al Señor siempre. Capaces de rendirlo todo para hacer su voluntad. Voces que se alcen para proclamar la verdad y exponer el engaño.

No sé tú, pero yo prefiero pertenecer al grupo de los “burros que profetizan” y no al de los “profetas” que actúan con locura.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

 

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