“El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Juan 4:23.

Se había divorciado de su primer esposo creyendo que ahora sí había encontrado al hombre de su vida. Pero este hombre tampoco resultó ser lo que ella esperaba y también se divorció de su segundo marido. Un tercer hombre entró en escena y con anhelos renovados esta mujer se casó nuevamente, pero la ilusión le duró poco. Después de divorciarse por cuarta vez… apareció un quinto hombre en su vida. “¡Para qué casarse –habrá pensado– si me puede volver a pasar lo mismo que con mis anteriores maridos!” Así que ahora solo convivía con este nuevo hombre. Pero la insatisfacción en su vida seguía siendo profunda y permanente, incluso arrastraba la culpa y la vergüenza de saber que muchos la miraban mal y hablaban a sus espaldas mientras caminaba por la ciudad de Sicar.

Pero un día todo cambió. “Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta. Y vino una mujer de Samaria a sacar agua…” (Juan 4:6-7). En cuanto llegó, el Señor comenzó a hablar con ella, y fue tan impactada por sus palabras que pensó que era el Mesías. Cuanto más lo escuchaba, más se convencía de esto. Cada palabra de Jesús era como un vaso de agua fresca que apagaba la sed de su alma.

Al llegar los discípulos, la mujer dejó su cántaro y salió rápidamente hacia la ciudad. No se estaba escapando, solo quería compartir con sus conocidos y amigos las palabras que escuchó del Señor. Había encontrado lo que buscó por tantos años; su alma lo sabía muy bien. “Muchos samaritanos de ese pueblo creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer…” (v.39). Esta es una clara señal de alguien que ha sido saciado por Jesús. ¿Quién podría callarse?

El Señor conoce nuestra profunda sed, y solo Él puede saciarla de verdad. Todas las otras búsquedas son sustitutos inadecuados, y nunca nos darán la satisfacción permanente que estamos buscando como sucedió con la mujer samaritana.

Echa una mirada sincera a tu vida. ¿Te sientes lleno y completo, o sientes que te falta algo? “Jesús dijo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”. (Juan 7:37).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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