“Dios mío, ¡sálvame por tu nombre! ¡Defiéndeme con tu poder! Tú, mi Dios, eres quien me ayuda; tú, Señor, eres quien sustenta mi vida”. Salmo 54:1,4.

Increíblemente, un ungido de Jehová perseguía a otro ungido para matarlo. ¡Dios mío, hasta dónde nos pueden llevar los celos! El rey Saúl había sido desechado por Dios como rey por haberle desobedecido dos veces, pero creyó que si eliminaba a su sucesor, la profecía no se cumpliría. Además de celoso, ¡necio! ¿Quién puede torcer los planes de Dios?

David no tenía escapatoria, Saúl y su ejército lo habían encerrado. “Y Saúl iba por un lado del monte, y David con sus hombres por el otro lado del monte, y se daba prisa David para escapar de Saúl; mas Saúl y sus hombres habían encerrado a David y a su gente para capturarlos.” (1 Samuel 23:26). Parecía ser el fin, pero David clamó a Dios en ese mismo momento y su oración quedó registrada en el Salmo 54.

“¡Sálvame por tu nombre!”, clamó en su desesperación, e inmediatamente Dios actuó en su favor levantando un ejército filisteo y obligando a Saúl y a sus hombres a pelear contra ellos. “Entonces vino un mensajero a Saúl, diciendo: Ven luego, porque los filisteos han hecho una irrupción en el país. Volvió, por tanto, Saúl de perseguir a David, y partió contra los filisteos.” (1 Samuel 23:27-28). ¡Aleluya! ¡Justo a tiempo! ¿Se imagina el alivio de David al verlos retroceder? Una vez más, Dios respondió a la oración de su siervo.

Muchas veces nosotros también nos encontramos atrapados en situaciones que parecen no tener solución. Nos sentimos como David, “entre la espada y la pared”, y hasta podemos escuchar al enemigo susurrándonos: “De esta no saldrás”. ¿Qué hacemos entonces? ¿Actuamos por nuestra cuenta, nos dejamos vencer, o clamamos al Señor por su ayuda?

Nuestro Dios Todopoderoso nunca se olvida de sus hijos. Él gobierna soberanamente sobre cada situación que enfrentamos, conoce cada paso que damos y también lo que necesitamos.

Cuando la vida se vuelva difícil y te preguntes de dónde vendrá tu ayuda, recuerda: “¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra! El que te cuida no se dormirá. El Señor está a tu lado como tu sombra protectora. El Señor guardará tu entrada y tu salida, ahora y para siempre”. Salmo 121:2-3,5,8.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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