“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. Colosenses 3:17.

El apóstol Pablo sabía a quién servía y a quién debía agradar. Ya sea al predicar o enseñar, cuando aconsejaba o ayudaba a las personas, incluso mientras hacía tiendas de campaña, todo lo hacía pensando en honrar al Señor.

Cuando hacemos todas las cosas “en el nombre del Señor”, estamos diciendo que nuestras acciones, palabras y pensamientos son congruentes con su voluntad expresada claramente en Su Palabra.

Hacer nuestro trabajo “en el nombre del Señor” hace que nos enfoquemos en la excelencia. Si trabajamos como para Dios, seremos más eficientes y productivos. El apóstol Pablo también nos recuerda: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. Colosenses 3:23-24. Quizás hoy no recompensen todo lo que haces como lo mereces, pero si lo haces como para el Señor, ¡Él mismo te recompensará!

Cuando hablas con otras personas y lo haces “en el nombre del Señor”, te darás cuenta que muchas cosas no deberían salir de tu boca, y otras que estás callando las deberías decir. El Espíritu Santo ha prometido guiar nuestras palabras y que ellas edifiquen y bendigan.

Y no olvidemos “dar gracias a Dios Padre”. Cuando le damos gracias estamos reconociendo que de Él viene toda la ayuda que necesitamos para manifestar a Cristo dondequiera que estemos o con lo que hagamos y digamos.

Permite que tu vida sea un testimonio poderoso de quién es el Señor.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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