“Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Juan 11:39-40. 

En este capítulo nos sorprenden algunas actitudes de Jesús, fundamentalmente que no fuera inmediatamente a ver a su gran amigo Lázaro cuando le avisaron que estaba muy enfermo sino que ¡llegó después de cuatro días! Durante ese tiempo de angustia no habrán faltados los comentarios de aquellos que pusieran en duda la amistad de Jesús hacia Lázaro.

Hay momentos en nuestra vida en donde podemos identificarnos con las hermanas de Lázaro. Podemos preguntarnos ¿se olvidó de nosotros Jesús? ¿Por qué nos hace esperar si sabe que estamos desesperados? ¿Por qué no hace algo cuando más lo necesitamos?

Cuatro días eran necesarios para verle obrar al Señor de manera poderosa. Cuando todo parece sin solución, el Señor rompe el silencio sepulcral con su voz de autoridad: “¡Quitad la pierda!” Los que estaban allí obedecieron la orden y movieron la piedra dejando la… ¿salida o entrada libre? ¿Será que Jesús quería ver a Lázaro para despedirse? ¡Claro que no! Lázaro sale de la tumba manifestando el gran poder de Jesucristo.

Esta experiencia no solo marcó la vida de Lázaro, Marta y María, sino muchas otras vidas. Hubiera sido tremendo ver al Señor sanar a Lázaro, pero más impactante fue su resurrección. “Gran multitud de los judíos vinieron… también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos… porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.” (Juan 12:9,11). 

Jesús sabe lo que hace aunque nosotros no lo podamos entender; y el impacto de su obra en nuestras vidas será el testimonio que llevará a otros a conocer a Aquel que es la Resurrección y la Vida.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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