“Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.” 2 Samuel 21:22.

Creo que todos conocen la historia de David y Goliat. Lo que siempre me llamó la atención de este relato fue que David tomó cinco piedras para vencer al gigante (1 Sm. 17:40), pero Goliat cayó derrotado en el primer disparó del joven aprendiz de guerrero. Quedaron cuatro piedras en el zurrón, tal vez presagiando lo que acontecería en el futuro. 

En la historia de 2 Samuel 21:15-22 se relata la historia de cómo el ejército de David vence a cuatro gigantes más: Isbi-benob, Saf, otro Goliat, y el cuarto sin nombre, pero más terrible que los anteriores. “Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes” (2 Sm. 21:20). Si los gigantes anteriores eran temibles por su tamaño, este último parecía más espantoso e intimidante. Pero los valientes de David lo vencieron porque confiaban en que Dios era quien les daba la victoria. 

La verdad es que todos tenemos gigantes que vencer. Y más de uno. Tal vez sea una enfermedad, una necesidad económica grande, la salvación de un ser querido, un conflicto relacional… Ponle nombre y apellido al tuyo y enfréntalo sin temor. Si anteriormente has vencido algún “pichón” de Goliat, seguramente fue un entrenamiento para comenzar a perderles el miedo y estar seguro de que el que te da la victoria, no importa lo grande que sea tu gigante, siempre es Cristo.

Recuerda que el mismo Espíritu de Jehová que ayudó a David y a sus guerreros habita en ti. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7). No tengas temor de los desafíos que vengan. Deja que el Espíritu Santo tome control de tus pensamientos y también de tus emociones. Él te dará el poder, la fuerza y los recursos para vencer. 

En el Salmo 20 David escribe: “Algunos confían en sus carros de guerra, otros confían en sus caballos, pero nosotros sólo confiamos en nuestro Dios”. ¡Amén!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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