“El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega.” Proverbios 29:11.

Durante un estudio bíblico alguien me preguntó: “Pastor, cuando alguien conduce sin tener en cuenta a los demás, como si estuviera solo en la carretera, ¿por qué siento ganas de partirle su carro con el mío?” Todos nos reímos por la sinceridad de su pregunta, pero interiormente creo que también nos sentimos identificados con lo que sentía. Todos pasamos del ja-ja al je-je.

La palabra hebrea para ira es af, que significa “furor, indignación, respiración agitada”. Proviene de la raíz anaf que significa “estar enfurecido, con deseos de tomar la justicia en nuestras manos”.

La ira es un sentimiento de enojo muy grande y violento. Se expresa a través de la irritabilidad o resentimiento. Cuando nos enojamos siempre creemos tener la razón y nos cuesta considerar la posibilidad de que estemos equivocados. Dicen los expertos que la ira causa una pérdida en la capacidad de auto-monitorearse y en la observación objetiva. Por eso necesitamos a Alguien que intervenga a tiempo y nos haga ver el problema.

La ira es mala incluso cuando no haya manifestaciones externas. Provoca manipulación mental, resentimiento, comportamientos obsesivos, evasividad. Pero es aún peor cuando se exterioriza a través del abuso físico, lenguaje inapropiado, amenazas, venganza, entre otras cosas.

Sobre este problema, Santiago nos da este consejo: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse…” (Santiago 1:19). Él sabía el daño que puede hacer una persona airada.

Pregúntate: ¿Albergo ira? Podría estar enterrada de tal manera en tu alma que no estés consciente de su presencia, pero está haciendo su trabajo en tu cuerpo, en tu mente, en las personas que te rodean y en tu relación con Dios.

Si nos aferramos al “derecho” de guardar rencor, no podemos esperar vivir en paz, pero si cooperamos con el Señor en el proceso de transformación que quiere llevar a cabo en nuestra vida, entonces con cada paso de obediencia, la paz de Cristo aumentará y la ira será controlada por el Espíritu Santo.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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