“Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; avívame en tu camino”. Salmo 119:37.

Muchos creen que este Salmo fue escrito por Esdras. Las expresiones que usa para referirse a la Palabra revelan que era alguien que conocía y amaba la ley de Dios.

Un levita, como era Esdras, se dedicaba exclusivamente al Señor. Desde que se levantaba hasta que se acostaba su agenda estaba cargada de actividades relacionadas con el templo. Sin embargo, no estaba alejado de la realidad del pueblo. Al ver a las personas afanarse por las cosas materiales, realizar procedimientos extraños para obtener ganancias y tan enfocadas en lo que es vanidad, clamó a Dios para que lo ayudara a mantenerse lejos de ese estilo de vida, y que lo avivara en el camino del bien.

La palabra “avivar” en hebreo es kjaiá, que significa “revivir, infundir, reanimar, resucitar, salvar, sanar, dar vida, vivificar, vivo”. El Salmista quería andar en el camino de Dios, y hacerlo con un corazón avivado.

Hay momentos en que podemos cansarnos, nos faltan las fuerzas físicas y emocionales, la fe empieza a flaquear, la esperanza se debilita de tanto esperar, y parece que nuestra vida espiritual entra en una meseta. La situación empeora cuando empezamos a mirar a otros que abandonan el camino y que optan por la vanidad del mundo. El diablo no tarda en susurrarnos que a los engañadores parece que les va mejor que a nosotros, que los que gozan de los deleites del pecado siempre están riendo y festejando. Pero parece, solo parece…

En ese momento debemos hacer nuestras las palabras de este Salmo: “¡Señor, avívame en tu camino!” Entonces recordaremos el destino final del ellos: “Sólo cuando entré en el santuario de Dios pude comprender cuál será el destino de los malvados… Cuando menos lo esperan serán destruidos”. Salmo 73:17,19.

¿Cómo comenzaste tu día? ¿Te sientes cansado, agotado, frustrado, desilusionado? Hoy el Señor quiere avivar tu espíritu para que su gozo sea el que te movilice. Toma tiempo en su presencia para recibir la fortaleza y renovación que necesitas. Ora como el salmista: “Revíveme con tu palabra”. Salmo 119.25b.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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