“Pero al rey de Judá que los ha enviado a consultarme le dirán que yo, el Señor y Dios de Israel, he dicho: Puesto que tú has prestado atención a las palabras del libro, y tu corazón se enterneció… también yo te he oído, dice Jehová.” 2 Reyes 22:18-19.

Los últimos reyes de Judá, antes de la deportación a Babilonia, fueron desastrosos, excepto Josías. Desde niño buscó a Dios e intentó agradarle según lo que le habían enseñado su madre Jedida y el sacerdote Hilcías. Pero cuando halló el libro de la ley de Dios todo cambió.

Cuando el rey Josías leyó la Palabra de Dios, quedó asombrado. Estaba claro que su pueblo había vivido en pecado por muchos años y nadie había expresado arrepentimiento. Entonces Josías se vistió de luto y comenzó a buscar al Dios de la Palabra. En ese momento la profetisa Hulda le envía un mensaje diciéndole que el Señor había escuchado su oración y visto su arrepentimiento, y no ejecutaría el juicio que había decretado contra su pueblo porque él había enternecido su corazón para buscarle.

“Enternecer” en el original hebreo es la palabra racác que significa “suavizar, conmover, enternecer”. Esta palabra se usaba cuando se untaba algo áspero con aceite para que se volviera tierno y suave. En la Biblia, el aceite es símbolo del Espíritu Santo, quien ablanda nuestro corazón y nos convence de pecado.

Un corazón enternecido es obediente a la voz de Dios, desecha el orgullo, reconoce y confiesa sus faltas, y decide obedecer al Señor. En cambio, los corazones duros no reconocen sus pecados, siempre responsabilizan a otros, se justifican, y están convencidos de que no sufrirán ningún tipo de consecuencia por sus errores.

El arrepentimiento conlleva, con frecuencia, una acción externa, pero el Señor también quiere que experimentemos un cambio de corazón. Felizmente, el Espíritu Santo nos guía y nos da poder para ser más como Cristo, y si nos sometemos a Él, nuestra conducta y pensamientos cambiarán.

“Dios mío, mira mi corazón y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva”. Salmo 139:23-24.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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