Antes del milagro siempre hay un momento de espera

Salmo 130:5 “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma;
En su palabra he esperado”.

A todo tiempo de milagros le antecede un tiempo de profunda tensión. Tiempo en donde todo parece secarse, en donde no parece que haya esperanza. Tiempo en donde la duda hace su trabajo, pero déjame decirte algo, la tensión es el anuncio de que algo muy acelerado está por pasar.

No sabemos cuánto tiempo será nuestra espera, lo que sí sabemos es lo que dice el salmista “espero en el Señor porque mi esperanza está en su palabra”, nos corresponde esperar aunque sea difícil, porque siempre antes del milagro hay un tiempo de reposo en donde pareciera que no hay respuesta.
Tras el tiempo de espera, llega un tiempo de subida.

Las dificultades están ahí

Las dificultades tratan de tirarnos hacia abajo, Pero Dios nos lleva hacia arriba que es nuestro llamado. Nos queda es aferrarnos a Jesús, creer en su palabra y creer que Él venció sobre toda circunstancia. Dios en su palabra nos insta a esperar a esforzarnos y a alentar nuestro corazón mientras él actúa. Salmo 31:15 “En tu mano están mis años; líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen”

Hasta que llegas al punto donde solo esperas a ver qué ocurre. Cuando esperamos pacientemente, nuestro padre inclina su oído y oye nuestro clamor, entrando en acción. Su perfecto amor echa fuera toda ansiedad y todo temor, nos hace sentir seguros y confiados en sus promesas y palabra.

Llega el momento del milagro

Donde toda la tensión se va y te queda es gritar hasta que el grito se transforme en un disfrute. Hasta que tu grito se convierte en adoración, entonces la queja queda a un lado y la alabanza atrae el milagro. El día que Ana dejó de llorar por un hijo y pedía un profeta, Dios le respondió.

Dios te va a acelerar en este tiempo, porque eres como la vara de almendro que dice el profeta Jeremías, Él Señor apresura a poner su palabra por obra en tu vida, cree porque tu milagro ha llegado. Isaías 60:22 “El más pequeño llegará a ser un millar, y el más insignificante una nación poderosa. Yo, el SEÑOR, a su tiempo lo apresurare”

Identifica el milagro como tuyo
No puedes reclamar lo que no identificas como tuyo, en la palabra dice que de tal manera Dios nos amó, que entregó a su amado hijo Jesús por cada uno de nosotros, esto lo encontramos en Juan 3:16, nuestro señor hizo un cambio, nos compró y nos identificó como algo de su pertenencia.
No se que estas esperando hoy, pero debes reclamarlo como tuyo, el amor de Dios está identificado con el mundo, el amor de Dios tenía una dirección, el amor de Dios tenía un enfoque, El amor de Dios busca penetrar un planeta. No puedes conquistar lo que no identificas como tuyo.

Reclama el milagro que Dios te asignó

No es tiempo de callar, en el libro de Josué 14: 6-12 encontramos la historia de la repartición de tierras Caleb recibe su parte, la tierra de Hebrón, 45 años espero por su milagro, pero Caleb conocía su territorio, sabía cuál era su herencia. Caleb fue atrevido para reclamar porque sabía lo que Dios le había dado.

Caleb no tuvo temor de hablar para reclamar su herencia porque no habló desde la envidia, ni desde la codicia, sino desde lo legal. Dentro de su territorio había desafíos, pero el sentido de pertenencia es lo que le daba fuerza para el combate. No habrá milagros si no te identificas con él, si no lo amas, El señor es celoso con lo que marca como su suyo. Salmo 24:1

recuerda algo, no dejes que te roben lo que te pertenece por heredad, cree, confiesa y pelea por tu milagro. Tú peleas por lo que sabes que te pertenece. Tu haces guerra espiritual, oras, decretas e intercedes, por lo que sabes que es tu herencia. Tú das la cara por aquello que amas y lo que amas lo batallas, lo preservas y lo cuidas. Es tiempo de avanzar y guerrear por tu milagro.

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