“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7.

Cuando una situación inesperada llega a nuestra vida, comenzamos a hacernos preguntas de todo tipo: ¿Por qué a mí? ¿Qué hice para merecerlo? ¿Por qué Dios lo permitió? ¿Cómo no me di cuenta? ¿En qué estaba pensando cuando sucedió? ¿Cuál fue la causa? Nuestra mente trabaja sin descanso para encontrar respuestas.

La verdad es que probablemente no lleguemos a “entender” todo lo que nos pasa. La palabra “entendimiento” en griego es nous que significa “intelecto, mente, pensamiento”. Pablo usa mucho esta palabra en sus epístolas porque a él le gustaba profundizar. Nunca se conformaba con una respuesta simple; indagaba hasta que sus inquietudes estuvieran satisfechas. Pero Pablo también aprendió que no siempre iba a lograr entenderlo todo. Tal vez muchas de nuestras preguntas se vayan con nosotros al hogar celestial; sin embargo, hay un regalo divino para nosotros aquí y ahora que es de mayor valor que algunas respuestas: La paz de Dios.

Poco antes de que el Señor fuera crucificado, Él tranquilizó a sus discípulos, diciéndoles: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14.27). No les estaba diciendo que todas sus circunstancias serían tranquilas y serenas; pero sí que su paz los sostendría y fortalecería en los momentos más difíciles de la vida.

Solo una relación con Jesús nos conduce a una paz verdadera. Cuando vamos a su presencia y le pedimos que nos dé su paz, Él lo hará, a tal punto que será inexplicable para nuestro intelecto. Cuando el Señor toma el control de nuestra mente y emociones, podemos tener descanso.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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