“…Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…” Hebreos 12:1-2.

La vida cristiana es una maratón que debe correrse con paciencia. Llegan a la meta los que perseveran, los que mantienen el ritmo y no se desesperan cuando ven que otros parecen ir más rápido o se salen del camino. En esta carrera hay premio para todos los que cruzan la línea de llegada y la única manera de lograrlo, de acuerdo con el autor de Hebreos, es manteniendo la mirada en Jesús durante todo el trayecto.

La frase “puestos los ojos” significa atención no divida, alejar la mirada de todas las distracciones con el fin de contemplar a Cristo. Para correr bien debemos mantener nuestros ojos en el Señor. Tropezaremos y caeremos si apartamos la mirada de Él y nos miramos a nosotros mismos o contemplamos las circunstancias que nos rodean.

Si le preguntaras a Pedro por qué se hundió mientras caminaba sobre el agua te diría que fue cuando se enfocó en las olas y en la tormenta en lugar de seguir mirando al Señor. Si le preguntaras a Moisés por qué la generación que salió de Egipto no entró a la tierra prometida te diría que fue porque se concentraron en las dificultades, los gigantes y las ciudades amuralladas antes que en Dios. Cada vez que sufrimos un tropiezo en nuestra carrera es porque cambiamos nuestro enfoque.

Cuando nos sometemos al Señor y seguimos su dirección, nos mantenemos en el camino correcto. Pero en el momento que nos distraemos y nos alejamos del camino que el Señor nos marcó, terminamos extraviados.

¿Estás corriendo bien la carrera? ¿Cómo estás respondiendo a las presiones a lo largo del camino? Recuerda que Cristo siempre corre a tu lado. Así que no cambies tu enfoque, sigue con los ojos puestos en el Señor y asegúrate de llegar a la meta y recibir tu recompensa.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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