“No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” 1 Juan 3:12.

¿Tú crees que existe envidia “de la buena”? Hemos escuchado muchas veces esta frase, pero la escuches como la escuches, la envidia siempre será un pecado.

La envidia es tan vieja como Adán y Eva. Vas a encontrar muchos pasajes bíblicos mencionándola en los principios de la historia humana. Caín mató a su hermano por envidia. Había visto que la ofrenda de Abel fue bien recibida por Dios y la suya rechazada y no pudo soportarlo. Entonces pensó que lo mejor era deshacerse de la persona que era mejor que él. Así siguió funcionando la envidia hasta el día de hoy.

Para empeorar las cosas, nuestra cultura la celebra. “Presume de un celular nuevo” dicen las propagandas, de esa manera tus amigos te tendrán envidia. “Si tu vecino se compró una cortadora de césped nueva, tú debes salir a comprar una ya”. La ostentación, el alardear son parte del “negocio cultural”. La gente dedicada al marketing sabe que una persona envidiosa es capaz de comprar cualquier cosa.

Según la Palabra de Dios, la envidia es pecado y hace mucho daño. “Y al codicioso lo consume la envidia.” (Job 5:2). “Mas la envidia es carcoma de los huesos.” (Proverbios 14:30). “Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?” (Proverbios 27:4). La conclusión bíblica es que los envidiosos no heredaran el reino de Dios. (Gálatas 5:26). Terrible.

Según la Palabra de Dios, hay que erradicar la envidia, tarea que parece imposible para nosotros, pero que es posible para el Espíritu Santo que habita en nosotros. Cuando ese sentir comience a tener lugar en tu corazón, reemplázalo con gratitud. Comienza a dar gracias al Señor por esas bendiciones diarias que a veces pasas por alto y celebra las bendiciones que reciben otros.

Dios tiene en mente lo mejor para ti, pero es posible que estés desaprovechando sus bendiciones porque tu mente está atenta a lo que está haciendo en la vida de otros. Si tú te deleitas en Dios y confías en que Él te bendecirá de acuerdo con su voluntad, una gran satisfacción inundará tu corazón.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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