“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” Filipenses 4:11-12.

La visión materialista del mundo nos dice que si una persona tiene muchos bienes materiales es feliz y está bendecida. Pero desde la perspectiva de Dios, no necesariamente significa eso. Pablo dice que pasó por grandes necesidades, incluyendo hambre, pero su descanso no dependía de lo que tenía, sino de Dios que sabía lo que hacía en cada circunstancia.

El estado material no mide nuestro estado espiritual. Lo importante es lo que manifestamos, cuál es nuestro comportamiento, tanto en situaciones de abundancia como de escasez. 

Cuando el apóstol habla de “necesidad”, en griego es histéresis que significa “quedarse corto, escaso, penuria, escasez, carecer de ciertas cosas”. En física se aplica esta palabra a los metales que son comprimidos, apretados, estirados y retorcidos para medir su flexibilidad y ductilidad. Es decir, estas necesidades probaban su dependencia de Dios, su firmeza y forjaban su carácter.

Cuando somos presionados por las necesidades de la vida debemos tener la flexibilidad y resistencia necesarias para poder mantenernos en pie y permitir que nuestro carácter sea transformado por esas presiones. Ellas probarán nuestro corazón, si hay algún vestigio de codicia o avaricia que someter a Dios. “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). 

Que el Señor nos ayude a contentarnos con lo que nos da hoy, y mantengamos una actitud de agradecimiento por su cuidado y provisión. Recuerda que todo lo que tenemos viene de Dios, y lo que obtenemos es por su gracia. “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento.” (1 Timoteo 6:6).

Pablo concluye su carta a los filipenses con una promesa para aquellos que confían y esperan en el Proveedor Celestial: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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