“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano.” Génesis 14:18-20.

Esta es la primera vez que se usa el término hebreo “El-Elión” para referirse a Dios. Su significado es: “Supremo, lo más elevado, alto, de mucha estima, exaltar, excelso, mayor, superior”.

Este es uno de los nombres de Dios más importante para los hebreos porque expresa su grandeza, infinitud, eternidad, soberanía y poder ilimitados. Piensa en el universo, en lo que conocemos y en lo desconocido, sobre todo está el Altísimo. ¡Qué grande es nuestro Dios!

Esta palabra también se aplica directamente a Jesús. La utilizó el ángel Gabriel en el anuncio a María: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. (Lucas 1:32-33). ¡Bendito sea Jesús, Hijo de Dios, Altísimo Señor!

Si Jesús es más grande que cualquier cosa creada, entonces de qué preocuparse. Si Él creó todas las cosas y todo está sujeto a Él, imagínate lo que puede hacer.

El amor de Jesús también es altísimo. “…Cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efesios 3:18b-19). No podemos medirlo, nos sobrepasa, no alcanzamos a comprenderlo en plenitud, pero lo podemos recibir y disfrutar. Su amor nos transforma.

Si estamos al abrigo del Altísimo, nada ni nadie nos puede separar de Él. “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:38-39. ¡Eternamente seguros!

Si nuestro Dios es El-Elión, merece toda la gloria, honra, alabanza y adoración. “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche”. (Salmo 90:1-20).

Comienza tu día adorando al Altísimo y descansa en la seguridad que viene de estar bajo su protección.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

compartir por messenger
compartir por Whatsapp