“Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo; porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada”. Proverbios 23:17-18.

¡Qué tremenda promesa para tiempos como estos! Todos los que viven bajo el temor de Dios, los que realmente han alcanzado la verdadera sabiduría, deben vivir con paz y confianza porque Dios cumplirá lo que ha prometido. Nunca será frustrada nuestra esperanza.

El diccionario define la esperanza como “el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”, “un estado de fe y ánimo”, “esperar confiado” y “abrigar un deseo con anticipación”. Para los cristianos es la virtud por la que se espera en lo que Dios ha prometido.

En estos tiempos difíciles podemos ser tentados a poner nuestra esperanza en personas o ayudas humanas, sin embargo, solo en el Señor podemos estar seguros y confiados. Como hijos de Dios anclamos nuestra esperanza en Él, pues sus palabras son verdaderas y sus promesas se cumplen invariablemente

Pero nuestra esperanza no solo está fundada en las promesas que Dios cumplirá en este tiempo, sino en la eternidad. Cuando perdemos a un ser querido, cuando hay situaciones difíciles de resolver, cuando enfrentamos injusticias, nos renueva saber que tenemos la esperanza de una vida eterna con Cristo.

Lo que Dios nos tiene reservado es mucho más grande de lo que somos capaces de desear o imaginar. En la eternidad el dolor y la tristeza se acabarán, la justicia triunfará definitivamente y nunca más sufriremos pérdida alguna. 

Nada puede separarnos de Cristo, por eso podemos regocijarnos en esta esperanza, incluso mientras enfrentamos las pruebas de este mundo. 

Renueva tu esperanza en lo que hará Dios hoy y en la eternidad. Permanece firme en esa confianza y verás que “esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová…” (Jeremías 31:17).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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