“Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al santuario, y come hoy conmigo allí. Mañana temprano te contestaré todo lo que me quieras preguntar, y luego te dejaré marchar. En cuanto a las asnas que se te perdieron hace tres días, no te preocupes por ellas porque ya las han encontrado.” 1 Samuel 9:19-20a.

Dios es asombroso. Sí, es increíble. Cuanto más lees la Biblia y te detienes en los detalles de cada historia, puedes ver cómo se manifiesta su providencia durante el desarrollo de sus planes.

Cis, el padre de Saúl, extrañamente… perdió unas asnas. Todo empezó ahí. Si lees todo el capítulo 19 verás que las buscaron en las regiones de Efraín, Salisa, Saalim, Benjamín y en Zuf, pero no las hallaron. Desaparecidas. Como si “Alguien” las hubiera ocultado.

Cuando Saúl decidió volver a su casa, su criado le dice: “En este pueblo hay un profeta a quien todos respetan porque todo lo que anuncia sucede sin falta. ¡Vamos a verlo! A lo mejor nos dice dónde podemos encontrar las asnas”.

Cuando subían por la cuesta de la ciudad, se encontraron con unas jóvenes que salían por agua y les preguntaron por Samuel. Increíblemente… le dijeron que ese día se encontraba allí. Imagino a los ángeles frotándose las manos y diciendo: “Perfecto. Todo marcha de acuerdo al plan”.

Un día antes de que llegara Saúl, Dios le había dicho a Samuel: “Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel” (v. 19). ¡Instrucciones clarísimas!

Durante ese encuentro, y antes de darle a Saúl el mensaje de parte de Dios, Samuel le dice: “¡Ah! Y sobre las asnas… no te preocupes que ya las encontraron”. Estos animales habían sido el señuelo para llevar a Saúl al lugar en donde recibiría un llamado divino. Fue el comienzo del plan de Dios con Saúl e Israel.

¿Te han sucedido cosas que no son fáciles de explicar pero que te colocan justo en el centro de la voluntad de Dios? ¿Has podido ver la providencia del Señor en tu vida? ¿De dónde te sacó Dios, a dónde te llevó, con qué personas te has encontrado, qué tipo de provisión milagrosa llegó en el momento que más lo necesitabas? Dios tiene el control de aquellos que ponen sus vidas en sus manos y les guía según sus propósitos eternos.

¿Tienes algunas “asnas perdidas”? Tal vez deberías preguntarle a Dios qué tiene entre manos. Te puede sorprender con algo que ni siquiera sospechas.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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