Mateo 11:28-30: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”

Antes del coronavirus, según unas encuestas oficiales, el 65% de las personas que viven en Estados Unidos tienen problemas para dormir. Algunos de los factores son el temor al terrorismo, el estrés y la ansiedad. Yo imagino que con la situación actual este porcentaje debe haber subido. 

En estos momentos la fuerza laboral se ha reducido. Probablemente usted esté más en su casa que en el trabajo. Sin embargo, ¿no se está sintiendo más cansado en la casa? ¿No siente que está más trabajado ahora que hace tres semanas atrás? Eso es lo que hace el estrés, agobia y cansa más el alma que la fuerza del trabajo a nuestro cuerpo. 

La palabra “trabajado” en griego tiene varias acepciones: golpeado, azotado, fatigado por un trabajo duro, cansado, apaleado, trabajo que desemboca en fatiga, trabajo penoso, labor ardua, angustia, causar molestia.

El Señor Jesucristo sabía que nosotros íbamos a pasar momentos difíciles como estos. Él dijo que en el mundo tendríamos aflicciones. Pero como Él es proactivo, se nos adelantó casi 2000 años para dejarnos saber que Él sería nuestro descanso. 

Podemos descansar si le damos el control de nuestros pensamientos. El descanso divino es posible cuando confiamos que Cristo tiene el control de todo. Podemos descansar si tenemos fe en que Cristo tiene un propósito y un plan con cada circunstancia.

El Señor nos dice que tomemos su yugo. ¿Qué significa esto? El yugo era el instrumento de madera o de hierro que unía a dos bueyes para poder arrastrar el arado del campesino. Así que, ponernos Su yugo es llevar nuestra carga junto con Cristo. No estamos solos. 

Cristo quiere revelarse como tu descanso, darse a conocer en medio de los problemas. Con Cristo en el corazón es posible dormir como lo hacía el salmista David. “Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré ni a una gran multitud que haga sitio contra mí”. “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, oh Dios, me haces vivir confiado.” Salmo 3:4-6; 4:8.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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