“Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido”. Levítico 26:13.

Cuatrocientos treinta años estuvo Israel en Egipto hasta su liberación. El pueblo hebreo terminó siendo esclavo y trabajando para faraón en condiciones humillantes. Siempre llegaban a sus casas con la cabeza agachada y los hombros caídos por el cansancio.

La nueva generación israelita no sabía lo que significaba caminar con el rostro erguido. Estaban acostumbrados a bajar la vista, obedecer órdenes y no manifestar disconformidad porque si no eran castigados angustiosamente.

Entonces Dios levantó a Moisés y los liberó de Egipto con poder, señales y milagros. Faraón supo quién era Jehová, y el mundo reconoció que el Señor peleaba por Israel. Todo lo hizo Dios. En su misericordia los liberó y los llevó a Canaán, tierra en donde “fluía leche y miel”.

Era necesario recordarle a Israel que por gracia Dios había roto el yugo de esclavitud que los oprimía para que pudieran andar con el rostro erguido. Ahora podían levantar la cabeza y mirar hacia arriba, no con soberbia sino con dignidad.

Los años han pasado y Dios sigue siendo el único que puede hacernos libre de la esclavitud del pecado, pero recuerda, tienes un enemigo muy real que no quiere que vivas dignamente como hijo de Dios y trabajará diariamente para que vuelvas a “Egipto”, al mundo, a los viejos hábitos. Por eso debes mantente alerta, no caigas en sus engaños, Dios te ha dado una nueva vida, te hizo libre por gracia y te ha dado el poder para caminar con dignidad.

¡Levanta tu cabeza, eres un hijo de Dios, camina con los ojos puestos en Jesús!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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