“Oh Señor, ten misericordia de nosotros, pues nosotros esperamos en ti. Tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación”. Isaías 33:2.

Israel se encontraba amenazado por Asiria, un país que se caracterizaba por su crueldad. En esa situación es que claman a Dios por salvación. La verdad es que no merecían la ayuda de Dios porque se habían alejado de Él, sin embargo, apelan a su misericordia.

Es muy llamativa la expresión de Isaías “brazo de ellos”, en hebreo zeroá, que significa “brazo estirado hacia afuera”. Se refiere al brazo en movimiento, no a un brazo inmóvil. Israel le pide a Dios que su brazo se extienda para ayudarlos en ese momento crítico.

Es interesante notar que le piden a Dios que su brazo se extienda desde el inicio del día. No claman pidiendo ayuda para el final de su jornada, cuando ya habían intentado todo en sus propias fuerzas. Por el contrario, su oración es que Dios los ayude “desde la mañana”.

Desde tiempos antiguos Dios se había manifestado a su pueblo como el Todopoderoso que salva con su brazo extendido: “Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy Jehová; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes” (Éxodo 6:6). También lo menciona en Deuteronomio 4:34; 5:15; 7:19; 11:2; 26:8; 2 Reyes 17:36; Salmo 98:1 y muchos pasajes más. Cuando oraban haciendo referencia al brazo extendido de Dios sabían muy bien de qué se trataba.

¿Puedes imaginar a Dios con su brazo extendido ayudando a su pueblo para librarlo de la tribulación? Ahora… ¿puedes imaginarlo con sus dos brazos extendidos para dar salvación? Sin duda que nuestra mente viaja rápidamente al monte Calvario, donde Cristo fue crucificado en nuestro lugar para salvarnos. Pero, ¿puedes imaginarlo hoy con sus brazos extendidos desde su trono ayudando a su pueblo? Imagino el día en que me encuentre con Jesús en el cielo, lo veré cara a cara y sus brazos estarán extendidos para darme el abrazo más amoroso que alguien pueda darme jamás.

Los brazos del Señor siguen extendidos para sanar, renovar, liberar, ayudar a todo el que se acerque con fe a Él. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…”. Deuteronomio 33:27a.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

 

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