“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.” Mateo 17:1-2.

Jesús jamás hizo acepción de personas, pero hubo eventos en los que solo participaron Pedro, Jacobo y Juan. ¿Por qué? Porque ellos querían más. Deseaban conocer más al Señor, experimentarlo más, recibir todo lo que Jesús quería darles. El Señor no hizo la diferencia, ellos la hicieron con respecto al resto de los discípulos. Aprendemos entonces que el que busca más, recibe más.

A estos buscadores de todo lo que podían recibir de Dios, el Señor se les revela de una manera especial, única. Eso fue lo que sucedió en aquel monte alto. Literalmente el versículo dice que Jesús los “llevó”. Esta palabra en griego es anafero y significa “conducir a personas a un lugar más elevado”. Interesante. Para experimentar la gloria de Dios debemos ser conducidos a lugares más altos, espiritualmente hablando.

¿Por qué algunos escuchan la voz del Espíritu Santo y otros no? ¿Por qué son pocos los que se atreven a creer toda la Palabra de Dios? ¿A qué se debe que no son muchos los que tienen experiencias extraordinarias en Su presencia? ¿Acaso Dios hace acepción de personas? No, nunca. Los que buscan más, reciben más. Pertenecen al grupo de los buscadores incansables de la plenitud de Dios, los que no se conforman con un cristianismo nominal, los que están dispuestos a vender todo por la perla de gran precio, los que se atreven a dar unos pasos sobre el agua mientras los demás miran.

A ellos Jesús los conduce a lugares más altos; más allá de aquellos que se conforman solo con los panes y los peces, más allá de los que hacen oraciones solo cuando tiene alguna necesidad. Son los que tienen hambre de Él a quienes se manifiesta con poder y tiene una mayor intimidad con Dios.

El Señor sigue buscando hombres y mujeres que anhelen más de Él, que quieran seguir creciendo. A ellos les dará a conocer su poder y su gloria. “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová.” Jer. 29:12-14ª.

¿Eres uno de ellos?

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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