“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32.

Conmemoramos el día en que Cristo fue crucificado, llamado “viernes santo”, porque fue el día de inflexión universal, la condenación por causa del pecado original ahora tiene solución por medio del rescate propiciado por Jesucristo en la cruz. La obra del Señor ha sido perfecta, completa y eficaz, satisfaciendo la justicia divina.

El perdón de pecados y la justificación de todo pecador es concedido por gracia, gratuitamente, por misericordia de Dios. Pero requiere fe en el sacrificio de Cristo y arrepentimiento de pecados para que Dios nos declare justos, como si nunca hubiésemos pecado. De esta manera ya no somos más pecadores para Dios sino hijos adoptados, que tienen una relación de amor con el Padre y reciben los mismos derechos de hijos que Jesucristo. ¡Qué amor incomparable el de Dios hacia nosotros! Merecíamos la muerte y Él nos concede vida. ¡Gracias Señor por tu amor y misericordia!

Sin embargo, el amor de Dios no termina allí. El apóstol Pablo nos lleva a reflexionar a través de la pregunta: Si Dios envió a su amado Hijo por nosotros, ¿acaso no nos dará también cualquier cosa que necesitemos? Si lo más complicado fue resuelto, ¿cuán difícil sería para Dios resolver lo que te preocupa hoy? ¿Acaso hay algo que sea imposible para Él? 

Por favor, lee todo el pasaje de Romanos y recuerda los beneficios que trajo el sacrificio de Jesucristo a todo aquel que le acepta como su Salvador. 

  1. Nadie ni nada puede contra ti porque Dios está de tu lado. V. 31.
  2. El Padre Celestial se ocupa de tus necesidades y te dará lo que te hace falta. V. 32.
  3. Dios te absuelve de cargo y culpa. V. 33. Ya no tienes que sentir el peso de tus pecados pasados. Jesús te ha perdonado y no se acuerda más de ellos. Metafóricamente hablando, ¡los ha arrojado al fondo de la mar! “El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” Miqueas 7:19.
  4. Eres libre de la condenación. V. 34. La salvación que has recibido por fe te da seguridad eterna.
  5. Nada ni nadie te puede separar del amor de Cristo. Vs. 35, 38, 39. Dios está determinado por la eternidad a amarte y nada lo hará cambiar de parecer. “Aunque fuéramos infieles, Él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2:13). ¡Aleluya! 
  6. Dios dice que tú eres más que vencedor. V. 37. No importa cómo te sientas. A veces experimentamos sentimientos de derrota, frustración, fracaso… Pero por fe debes seguir creyendo en la victoria que el Señor te ha otorgado en la Cruz. “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros ¿quién contra nosotros?”

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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