“Dios no es un mortal como yo, por eso no puedo discutir con él ni llevarlo a juicio. Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”. Job 9:32-33.

Job estaba sumido en un profundo dolor sin saber las causas de su sufrimiento. Trataba de encontrar una explicación y no la hallaba. Exponía su queja a Dios y no había respuesta. Entonces llegó a esta conclusión: Dios no es humano como yo para entenderme y para que podamos disputar en un juicio. ¡Necesito un Mediador! ¡Wow, qué clamor tan significativo!

Job sentía la gran distancia entre él y Dios, y al no tener respuestas sentía que era tratado injustamente. Había perdido la esperanza de poder exponer su caso delante de Dios y demostrar su inocencia. Tenía un pensamiento muy terrenal: “Dios está en su trono, Todopoderoso, Soberano, Perfecto, Santo, y yo solo soy un ser humano lleno de debilidades que soporta dolor y angustia. Dios no me entiende… ¡Si fuera humano sabría lo que estoy sintiendo!” Entonces expresó un deseo desde lo más profundo de su corazón: “Si hubiera alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”.

El anhelo de Job también está latente en nuestros corazones, aunque ya hace más de 2000 años que tiene respuesta. Lamentablemente Job todavía no sabía del “Arbitro” que iba a llegar, alguien que se identificaría con el ser humano, pero sin pecado, para que pudiera interceder constantemente ante Dios por sus hijos.

¡Jesús es el Mediador entre Dios y nosotros! “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5). Un hombre perfecto que puede identificarse con nosotros en cualquier aspecto de la vida humana. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15).

El Señor te entiende; conoce tus sufrimientos, angustia y dolor y está esperando que te refugies en Él. Recuerda cómo ha obrado en tiempos anteriores en tu vida y ten la seguridad de que esta situación será otra oportunidad para mostrarte su fidelidad. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…” (Deuteronomio 33:27).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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