“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6.

Había un domador de tigres extraordinario que hacía funciones diarias en un circo. Un día, en medio de la función, mientras se encontraba frente al tigre llevando en una mano un látigo y en la otra una silla, se cortó la luz. Todos los espectadores lanzaron un grito de espanto porque sabían que los tigres pueden ver muy bien en la oscuridad. Los segundos que corrían parecían horas interminables, hasta que de pronto volvió la luz. La escena era la misma, el domador seguía frente al tigre y el tigre inmóvil. Todos aplaudieron maravillados… o más bien aliviados. 

Después de la función, un espectador se acercó al domador y le preguntó: “¿Cómo hizo para continuar sin problemas cuando se cortó la luz? Todos sabemos que los tigres pueden ver muy bien en la oscuridad…” El domador respondió: “Es que el tigre no sabe que yo no puedo ver en la oscuridad; así que seguí haciendo la función como si lo estuviera viendo”.

A veces nos pasa como a este domador, nuestra fe viene creciendo, nos sentimos victoriosos, parece que todas las preguntas tienen respuestas, las oraciones son contestadas… Pero en un momento, de manera abrupta, “se corta la luz”. Parece que espiritualmente no vemos nada. Ahora tenemos respuestas a peticiones pendientes, promesas en pausa, y parece que Dios no nos escucha. Entonces la fe empieza a flaquear y empezamos a ser gobernados por nuestras emociones. 

Hay una gran diferencia entre sentirnos victoriosos y vivir como victoriosos. Romanos 8:37 dice: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” No importa cómo te sientas, Dios dice que eres más que vencedor. No depende de tus circunstancias sino de lo que Dios dice. 

Cuando empieces a detectar que tus sentimientos parecen ser mayores que tu fe, recurre inmediatamente a Dios. No hace falta un prólogo, ni ser muy elocuentes para hablar con el Señor, Él nos dice que debemos “acercarnos confiadamente al trono de la gracia para hallar el oportuno socorro”. 

Solo abandónate en sus brazos y escucha lo que Él quiera decirte porque tiene dirección para tu vida. Afirma tu fe en las declaraciones de Dios a sus hijos: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.  Y seré hallado por vosotros, dice Jehová…” Jeremías 29:11-14.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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