“Las tribus de Rubén y Gad poseían una enorme cantidad de animales. Así que cuando vieron que las tierras de Jazer y Galaad eran ideales para sus rebaños y manadas… dijeron: Si contamos con su favor, permítannos ocupar esta tierra como nuestra propiedad en lugar de darnos tierra al otro lado del río Jordán.” Números 32:1,5. 

Esta petición de las tribus de Rubén y Gad (posteriormente se les unió media tribu de Manasés) irritó tremendamente a Moisés. El hombre más manso de la tierra exhortó duramente a estas dos tribus y media por actuar bajo el conformismo, olvidando lo que Dios les había prometido.  

Del otro lado del Jordán había protección contra los enemigos, provisión, estaban cerca del tabernáculo y el arca de Dios y gozarían de muchos otros beneficios. Pero se conformaron con esas tierras y olvidaron que el cumplimiento de todas las promesas que les había hecho Dios estaba del otro lado del Jordán. 

Dice la historia que los primeros que fueron atacados, conquistados y llevados en cautiverio por los enemigos de Israel fueron estas dos tribus y media. 1 Crónicas 5:26: “Por eso el Dios de Israel hizo que el rey Pul de Asiria (también conocido como Tiglat-pileser) invadiera la tierra y se llevara cautivos a la tribu de Rubén, a la tribu de Gad y a la media tribu de Manasés. Los asirios los desterraron y los llevaron a Halah, a Habor, a Hara y al río Gozán, donde se encuentran hasta el día de hoy.” En la Biblia recién se vuelve a hablar de ellos en Apocalipsis 7:5, cuando Dios trate con Israel en el tiempo de la tribulación.

“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron” dice Romanos 15:4. Es decir, que cada historia bíblica no es solo la descripción de acontecimientos, sino que tiene enseñanzas espirituales para nuestras vidas. La historia de estas dos tribus y media nos habla de cuidarnos del conformismo cuando debamos tomar desafíos de fe confiando en las promesas de Dios. 

Hoy es tiempo de evaluar si hemos obtenido lo que Dios nos prometió o nos quedamos a mitad del camino. ¿Qué te ha prometido Dios, y qué parte debes hacer tú? ¿Has hecho tu mayor esfuerzo para alcanzar los objetivos que Dios puso en tu corazón? ¿Tienes proyectos que has abandonado porque miraste solo a tus recursos y olvidaste a Dios? 

Avanza. Pasa el Jordán y toma por fe lo que Él te ha prometido. No temas a los desafíos, porque si la dirección que recibiste fue de Dios, Él abrirá camino donde no lo hay y serás testigo de su poder.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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