“Entonces de nuevo podrán ver la diferencia entre los justos y los malos, entre los que sirven a Dios y los que no lo hacen.” Malaquías 3:18. 

Dios siempre hace la diferencia entre los que le aman y los que le rechazan. En el contexto de Malaquías había muchas personas justas que se quejaban porque ellos veían que los malos triunfaban, que los burladores se salían con la suya, que a los injustos todas las cosas les iban bien. Observe las declaraciones previas de los vs. 14 y 15: “Ustedes han dicho: ‘¿De qué vale servir a Dios? ¿Qué hemos ganado con obedecer sus mandamientos o demostrarle al Señor de los Ejércitos Celestiales que nos sentimos apenados por nuestros pecados?  De ahora en adelante llamaremos bendito al arrogante. Pues los que hacen maldad se enriquecen y los que desafían a Dios a que los castigue no sufren ningún daño’ ”. Dios los escuchó y les respondió a través del profeta. 

La palabra hebrea que se usa aquí para “servir” es sharat que significa “ministrar, oficiar” y denota la adoración que ofrecía Israel a Dios. Este tipo de “servicio” era para honrarle y darle toda la devoción a Él. “Los que le sirven” son los que le han rendido su voluntad para obedecerle en todo. Son los que cumplen ininterrumpidamente el mandamiento “a tu Dios adorarás y a él solo servirás”.

Siempre hubo en Israel un remanente fiel. Cuando la mayoría estaban volcados a la idolatría, había personas que permanecían adorando y sirviendo solo a Dios. Él hacia la diferencia con ellos. Alimentó a Elías por medio de dos cuervos, dio provisión milagrosa a la viuda que sostuvo al profeta, diseñó un plan tremendo para librar a Israel de siete años de sequía. Cuando Dios traía juicios sobre algunas ciudades siempre libraba a los justos que habitaban en ellas. Cuando Jerusalén era atacada por sus enemigos, Dios protegía y guardaba a los que invocaban sinceramente su Nombre.

En medio de esta crisis, puede ser que veamos a muchos injustos prosperar, estar protegidos, sin enfrentar demasiados problemas, y nos puede parecer que les va mejor que a nosotros. Pero Dios dice que Él hace la diferencia entre el que le sirve y el que no le sirve. En el plan de Dios hay momentos para su justicia y los que le aman saben esperar con paciencia la intervención divina. La base de esa paciencia es la confianza en las promesas de Dios.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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