“Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová. Y oró Ezequías delante de Jehová…” 2 Reyes 19:14-15.

El rey Ezequías estaba bajo una sentencia de muerte. El ejército asirio tenía sitiada a la ciudad de Jerusalén y no había escapatoria. Además había enviado cartas intimidatorias burlándose del poder de Dios y expresando una soberbia descarada. Ezequías entendió que no había salida humana y lo único que podía hacer era presentar esas cartas a Dios en el templo. Desde allí hace una oración sincera pidiéndole ayuda para que Su Nombre sea honrado.

La respuesta de Dios no se hizo esperar. “Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil” (v. 35). ¡Un solo ángel de Dios pudo contra todo un ejército armado! En unos minutos dejaron de existir. 

Muchas veces nosotros también recibimos “cartas” amenazadoras, aunque no necesariamente escritas. El diablo intenta de muchas maneras infundirnos temor a través de la intimidación; es una vieja treta que todavía parece funcionarle. Una llamada de teléfono, el comentario de un compañero de trabajo o de tu jefe, la conversación de algún familiar, y quedamos paralizados sin saber qué responder. 

La palabra intimidar viene del griego ptyro que significa “aterrar, asustar a través de una amenaza”. El apóstol Pablo, quien muchas veces enfrentó estos ataques, nos exhorta en Filipenses 1:28: “en nada intimidados por los que se oponen…” Nuestra actitud debe ser presentarle a Dios la situación, confiar en que responderá y descansar porque Él es Todopoderoso para librarnos.

¿Qué tienes que enfrentar esta semana? ¿Lo sientes como si fuera “un ejército de ciento ochenta y cinco mil personas”? Para Dios no hay nada difícil ni imposible. Cuando un hijo de Dios clama, Él envía la respuesta. 

Cuando la victoria llegue, no olvides alabar a Dios, darle gracias y compartir con otros lo grande y poderoso que es tu Señor.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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