Hechos 12:6-7: “Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.”

La situación política y social era terrible para la iglesia primitiva. Herodes ya había matado a Jacobo y el que seguía en su lista era Pedro. Sin embargo, aunque el apóstol se podía imaginar lo que le esperaba, dormía plácidamente en su celda… Él ya había estado preso otras veces y Dios lo había librado, así que su confianza estaba más firme que nunca.

Las circunstancias eran desfavorables para Pedro: Atado, con dos soldados a su lado, con guardias y portones cerrados. Humanamente la liberación era imposible, pero él descansaba en Dios. Si el Señor había determinado que Pedro debía seguir viviendo para predicar el evangelio, seguro iba a intervenir de manera poderosa.

Quien descansa en las manos de Dios sabe esperar Su intervención sobrenatural. Un ángel sacó a Pedro de la cárcel de manera tan milagrosa que no lo creyeron ni siquiera los que estaban orando él. Lo que era imposible para el hombre, fue posible por la intervención divina. A este apóstol todavía le quedaba mucho camino por recorrer.

¿Te sientes hoy como Pedro, encerrado e inmovilizado? Dios sabe cómo liberarte de las situaciones imposibles, pero Él quiere que aprendas a descansar en el proceso.

Cuando leemos en la Biblia que Dios es fiel, podemos estar seguros en esa promesa. Aunque las circunstancias pueden ser difíciles y abrumadoras, los hijos de Dios podemos confiar en que no hay nada imposible para Él.

“Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?” Jeremías 32:27 (NVI).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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