“Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios.” 2 Crónicas 27:6.

Tal vez no conozcas mucho la vida del Jotam porque fue un rey de bajo perfil. No buscó glorias humanas ni trató de hacerse de un nombre, pero el registro bíblico nos dice que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová”. Eso es lo que cuenta para Dios.

El comienzo de su reinado estuvo marcado por mucho dolor, temor e incertidumbre. Uzías, su padre, había sido un prolífico rey de mucha fama y renombre, pero cometió un pecado terrible ante los ojos de Dios. Su orgullo y soberbia lo llevaron a ofrecer incienso en el templo, algo que solo los sacerdotes podían hacer, y desde ese día quedó leproso hasta su muerte. Jotam vio con sus propios ojos lo que trajo la desobediencia de su padre y aprendió la lección.

Por eso Jotam “preparó sus caminos delante de Jehová su Dios” antes de comenzar a reinar. La palabra hebrea para “preparar” es kun que significa “estar erguido, recto; establecer, arreglar, afirmar, alistar, enderezar, ordenar, hacer seguro”. Esto es lo que tenía en mente el joven rey al presentarle sus caminos al Señor. Él eligió servir a Jehová como su único Dios y ajustó su vida a la Palabra.

Jotam “edificó la puerta mayor de la casa de Jehová” (v. 3). Los buenos reyes siempre se destacaron por reparar y preservar el templo. Dicen los eruditos que “la puerta mayor” era la entrada por donde pasaba el rey para ir a buscar a Dios. “Preparar el camino” fue literal, ese camino lo conectaba diariamente con la presencia de Dios.

El resultado fue que Dios lo hizo fuerte. Pudo edificar ciudades, construir fortalezas y torres que servían de ayuda en la agricultura y estrategia militar (vs. 3-4). También derrotó a todos los enemigos que le hicieron la guerra y debieron pagarle tributo (v. 5).

Así como hizo Jotam, nosotros también debemos preparar nuestros caminos delante de Dios tomando tiempo  para orar, escuchar su voz, obedecerlo y actuar con fe.

¿Quieres victorias espirituales? Somete tu vida a Dios. Se debe preparar el camino antes de las batallas, no solo cuando llegan los momentos difíciles. Debemos estar preparados de antemano, para que al llegar los desafíos inesperados, tentaciones o circunstancias difíciles, dependamos de Dios. Nuestra fuerza viene del Señor. ¡Él es nuestra fortaleza!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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