“Antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres… Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”. Jeremías 9:14,24.

Me impacta mucho la vida de Jeremías, un siervo que mantuvo firmes sus convicciones aún bajo las peores presiones. Dios lo levantó como profeta para llamar al arrepentimiento a Israel. Lo triste fue que nunca vio conversiones genuinas, más bien parecía que sus hermanos cada vez cerraban más su corazón.

Israel había abandonado a Dios y se había vuelto a los dioses de los pueblos vecinos porque seguía la “imaginación de su corazón”. Jeremías usa muchas veces esta expresión (Jeremías 9:14; 11:8; 13:10; 16:12). La palabra imaginación en hebreo es sherirút y significa “pensamiento torcido, obstinado, imaginar torcidamente, con dureza”. Esto indica que sacamos malas conclusiones cuando tenemos ideas torcidas.

Los israelitas querían seguir sus propios deseos, por lo tanto “acomodaban” a Dios según los parámetros de las culturas paganas. “Si los baales dicen que podemos hacer nuestra vida y después entregarle alguna ofrenda para contentarlos, entonces Dios debe ser igual”. “Si Asera dice que se puede fornicar, entonces Dios debe pensar lo mismo”. “Si Moloc dice que podemos sacrificar a nuestros hijos para que nos vaya bien, seguramente a Dios no le parecerá mal”. Ya sabes cuáles fueron las consecuencias de seguir sus “imaginaciones”.

Dios fue claro en el segundo mandamiento cuando escribió con su dedo en piedra: “No te harás imagen”. Pero no solo imágenes de piedra, madera o metal, también imágenes mentales distorsionadas que nos pueden llevar a acomodar la Palabra de Dios según nuestra conveniencia.

Quebramos el segundo mandamiento cuando no vamos a la Palabra para conocer Quién es Él exactamente. Por eso Dios mismo le dice a Jeremías que lo que más anhela es que su pueblo pueda alabarse por “entenderlo y conocerlo”.

Para no tener una relación distorsionada con Dios necesitamos leer la Biblia, la única revelación escrita para todas las razas, culturas, lenguajes y épocas. Ella nos mostrará a Jesucristo, la imagen perfecta del Dios invisible y descubriremos cómo tener una relación verdadera con el Padre Celestial.

Te animo a tomar tiempo para leer la Biblia completa, descubrir a Dios en todas sus facetas: Amor, justicia, santidad, misericordia, gracia, soberanía, compasión, perdón, y poder experimentarlo todos los días de tu vida. Cuando el Dios verdadero se apodera de tu corazón, la pasión por conocerlo crece y el gozo de experimentarlo serán indescriptibles.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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