“Y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.” Hechos 16:30-32.

No fue nada fácil el comienzo de la iglesia en Filipos. Pablo y Silas terminaron en la cárcel por predicar el evangelio. Sin embargo, Dios intervino de manera sobrenatural provocando un terremoto, rompiendo las cadenas y abriendo las puertas de las celdas. Cuando el carcelero vio semejante intervención divina, cayó de rodillas rendido ante Dios y dijo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?”

El mensaje era claro y sencillo: Dios nos ofrece la salvación gratuitamente y por su gracia. La condición es creer que la obra de Cristo en la cruz es el único medio para limpiar todos nuestros pecados y reconciliarnos con Dios.

Es necesario escuchar y creer todo el mensaje del evangelio. Pablo y Silas “les hablaron la palabra del Señor” a todos los que habitaban en la casa del carcelero y cada uno puso su fe en marcha y creyó. El resultado fue que toda la casa alcanzó salvación ese día. ¡El gozo había llegado a ese hogar! Ahora Jesucristo era el centro de sus vidas y a partir de ese momento todo sería diferente.

La Palabra de Dios nos sigue hablando de la misma manera. Tal vez tú ya has creído en Cristo pero tu familia no. Muchas veces debemos tener paciencia, sembrar la Palabra con amor y esperar la obra que hará el Espíritu Santo en sus vidas. Si nos desesperamos y solo los intimidamos con las graves consecuencias que vendrán por no ser cristianos, cerraremos sus corazones a la obra que solo puede hacer el Señor.

Nunca dejes de orar, de interceder por tu familia. Dios les ofrecerá cada día oportunidades para le conozcan. Sigue creyendo, obedeciendo a la voz del Espíritu Santo y actuando con sabiduría. Él está obrando.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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