FE Y AMOR: DOS VIRTUDES QUE DEBES DESARROLLAR

1 de Timoteo 6: 11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

Hay un pasaje en la biblia que siempre me ha gustado, que habla de los frutos del hombre. Lo encuentras en Mateo 7 del 15 al 20. Y porque te hablo de este pasaje, porque muchas veces seremos más conocidos por nuestras acciones que por nuestras palabras. 

Todo hombre que busca, o dice seguir a Dios, debe revelar en su exterior dos virtudes maravillosas que son “Fe y amor”, sino es capaz de desarrollar esto con sus semejantes, entonces algo no anda bien. 

Fe es la confianza plena que depositamos en Dios y es la única forma de agradarlo. Por lo que si decimos que somos personas de Dios, pero caminamos en incredulidad, o siempre estamos usando la lógica, no estamos aceptando la fe en nuestras vidas. 

No podemos ver la fe como un pensamiento optimista, porque así no actúa Dios. Fe no son palabras positivas, la fe viene del espíritu de confianza que tenemos ante el Dios de milagros soberano. 

Un verdadero seguidor de Jesús es una persona que vive por fe y confía plenamente en el Señor. Libre de frustración, opresión, y sin necesidad de manipular o forzar las cosas para que sucedan, porque confía en que Dios hará su obra. 

Nunca permitas que lo frenético y rápido de este mundo te robe la fe en Dios. Que ninguna circunstancia te llene de incredulidad; más bien aprende a reposar en tu Señor y aunque el mundo te vea como loco, tú puedas aprender a estar seguro en su presencia. 

Como lo decía el Apóstol Pablo a los Filipenses “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Filipenses 4: 19. 

Lo segundo que debes desarrollar es el amor, y esto no se refiere a un sentimiento emocional, sino más bien al amor que debemos tener a Dios, al hombre y a todos los que están a nuestro alrededor. 

Lo primero siempre será preparar nuestro espíritu para amar a nuestro creador, anhelar completamente su presencia y dejarnos inundar por su gracia y por su amor cautivador. 

Cuando ves todo el cambio que Dios ha traído sobre tu vida, y cuando empiezas a experimentar la gracia del Padre, se despertará un amor genuino por tu Señor y esto es lo único que te mantendrá alejado del pecado. 

Mateo 22: 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Amar a Dios y ese amor ferviente es el que nos ayudará a amar a nuestro prójimo, fuera de esta verdad no hay otra. El amor, como lo dice la biblia en corintios, es puro, es benigno, es misericordioso. 

El verdadero amor no  guarda rencor y quien ha conocido al Padre verdaderamente, no deja ensuciar su corazón con amargura, rencor o rabia. Porque el amor de Dios habita en él.

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