Bendito Dios del cielo, en esta mañana me acerco a ti con un corazón abierto y dispuesto para escuchar tu dulce voz y hacer tu perfecta voluntad. No quiero actuar conforme a mis concupiscencias e iniquidades, sino que sea tu Santo Espíritu guiando mis pasos y todo lo que haga. Hoy anhela mi corazón volver a ser sensible a tu presencia y a la dirección de tu Espíritu en mi corazón. Por ello, te ruego que en el Nombre de Jesús, llenes mi corazón con tu esencia y no te apartes de mí en ningún momento del día, porque reconozco que te necesito. Amén.

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