Bendito Dios del cielo, misericordioso, bueno y eterno, aquí estoy, ante tu trono, rindiendo mi corazón una vez más, humillado y quebrantado para que tú transformes mi interior. Abba Padre, reconozco que necesito de ti, necesito que quebrantes este herido y endurecido corazón, para que tú lo sanes, lo limpies y lo restaures. Dios mío, cámbiame, renuévame y lléname con la presencia de tu Espíritu Santo y hazme una nueva criatura y dame un nuevo corazón que sea sensible a tu presencia y me lleve a hacer tu perfecta y divina voluntad. No quiero volver a fallarte ni a lastimar tu corazón, por ello, me entrego a ti. Amén.

compartir por messenger
compartir por Whatsapp