“¿POR QUÉ SUFREN LOS JUSTOS?”

“Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos.” Eclesiastés 8:14.

El sufrimiento es resultado de un mundo caído. No formaba parte del plan de Dios, pero cuando el pecado entró en acción, el ser humano comenzó a experimentar las consecuencias.

Pero, ¿por qué Dios permite que sufran sus hijos? A veces podemos preguntarnos por qué el Señor no responde a mis oraciones más rápido. ¿Por qué otros no pasan por situaciones tan difíciles como las que yo atravieso? Tenemos muchas preguntas y a veces pocas respuestas.

Hay muchos asuntos que se están desarrollando en la esfera celestial que no llegaremos a entender aquí en la tierra. Pregúntale a Job sobre esto. En el cielo se estaba dando una disputa entre Dios y Satanás mientras él atravesaba por las peores situaciones que un humano puede pasar.

David tampoco tuvo todas las respuestas a sus luchas. Algunas las conocía porque eran resultado de sus malas decisiones, pero otras no, y solo decidió confiar en la soberanía de Dios. Tampoco tuvieron todas las respuestas a sus sufrimientos los discípulos, o el apóstol Pablo; pero todos decidieron poner su confianza en Dios y permitir que Él cumpliera los propósitos que había dispuesto en sus vidas.

Con el sufrimiento aprendemos cosas que de otra manera no aprenderíamos. También se desarrolla nuestro carácter, nos da mayor capacidad para entender y consolar al que sufre. En medio del dolor tenemos oportunidad de experimentar la presencia de Dios de una manera única y sobrenatural. Una cosa es ver la liberación de Dios de un posible sufrimiento, y otra es sentir su presencia en medio de las circunstancias más difíciles.

Todo lo que suframos al final será transitorio; pero mientras tanto debemos creer, como dijo el apóstol Pablo, “que esta tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Co. 4:17-18).

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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