«Bendito Dios todopoderoso, te doy gracias porque hasta ahora tú has tenido cuidado de mí y me has acompañado en todo momento, demostrado que eres fiel y que cumples tus promesas. Por eso, hoy solo te pido que aumentes mi fe para mantenerme confiando en tus promesas. No permitas que la incredulidad y la duda toquen la puerta de mi corazón haciéndome claudicar mi fe. Lléname cada día más de ti para que mi Espíritu se mantenga alimentado de ti y avivado. Me rindo a ti mi Señor y mi Dios para que hagas en mi conforme sea tu voluntad, en el Nombre de Jesús, Amén.»

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