«Amado padre, es un privilegio servirte y estar delante de tu presencia. Hoy me presento delante de ti, porque sé que te he fallado. Mi Dios, sé que he dicho palabras incorrectas, que me he llenado de ira, que he contristado al espíritu santo, por ello me acerco a ti mí amado Dios, te pido que perdones mi alma y mi corazón. Tú eres un Dios de misericordia, por eso te pido que me perdones, limpies y liberes de todo mal. Mi único anhelo es acercarme a tu presencia, y no puedo caminar con esas cosas incorrectas, por eso te pido que me liberes y me transformes. En el poderoso nombre de Jesús ¡Amén!»

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