Romanos 12:1: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”

Saber quiénes somos es una prioridad para llegar a ser un hombre de Dios. Nuestra identidad está basada en quién nos defina. Si nos definen nuestros padres, pues seremos lo que ellos pensaron. Si nos define nuestro cónyuge o nuestros hijos, seremos lo que ellos quieren. Si nos definen nuestros amigos, jefe o compañeros, estaremos a su merced. Pero si nos define Dios, entonces seremos lo que Él pensó para nosotros.

Dios nos ha llamado para ser un instrumento de adoración, ser sus hijos, sus amigos, sus siervos para glorificarlo. Él nos define. Él dice quienes realmente somos. Jesús mismo dijo que sin Él nada podemos hacer. Sin Dios nada somos en este mundo.  Por eso es tan importante lo que el apóstol Pablo nos está diciendo en este primer versículo: Con todo nuestro ser, incluyendo el cuerpo, debemos ofrecerle a Dios un culto racional, porque somos hechos para su gloria, para adorarlo con todo nuestro ser. Nuestra vida debe estar rendida a Dios como un sacrificio.

Cuidado, porque el mundo se levanta para competir con Dios en nuestra formación. Nosotros tenemos la responsabilidad de seguir unidos a Dios, escuchando lo que Él dice de nosotros y para nosotros, o si no seguiremos los dictámenes de esta cultura. Observe lo que dice el siguiente versículo.

 Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Este siglo, esta cultura, este mundo, nos presiona para adaptarnos a su sistema de ambición de éxito, riqueza, poder, placer, fama y egolatría. Debemos tener discernimiento espiritual para detectar cuando nos empezamos a medir con el mundo, cuando empezamos a adquirir sus hábitos egoístas, cuando empezamos a centrarnos en nosotros mismos. Somos responsables de poner un límite y volver la mirada a Dios. “Conformarse” tiene el significado de “adaptarse a la forma exterior”. En contraste, “transformarse” significa “un cambio radical que viene desde adentro hacia afuera”. La palabra griega es “metamorfosis”, muy conocida por el ejemplo de la transformación de un gusano en mariposa.

La transformación de nuestro ser es producido gracias a la obra del Espíritu Santo dentro de nosotros que nos va formando a imagen de Cristo. Por eso manifestamos diariamente y de manera progresiva un cambio en nuestro carácter, palabras y acciones. Es el “fruto” o resultado de la obra santificadora. Es el proceso para ser un hombre de Dios. Cuando estamos en este proceso nos damos cuenta que la voluntad de Dios ahora es “agradable”. ¡Nos gusta obedecer a Dios! También entendemos que la voluntad de Dios es “buena”. ¡Nos hace bien, nos llena de gozo, cómo es que nos estábamos perdiendo de hacer su voluntad! Y por último, que su voluntad es “perfecta”. ¡No puedo, no debo, ni quiero agregarle ni quitarle nada a su voluntad! Es perfecta. Yo solo debo obedecer a Dios y dejar el resultado en sus manos.

Pero cuidado, puede ser que el orgullo nos juegue una mala pasada y terminamos perdiendo el objetivo, el propósito, la dirección. Por eso viene la exhortación del siguiente versículo.

Romanos 12:3: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”

Debemos seguir pensando “con cordura”, con equilibrio, balance, acerca de nosotros mismos. Ni sobreestimarnos, ni subestimarnos. Considerarnos obra de Dios y darle la gloria a Él por lo que haga, porque todo lo que hemos recibido viene del Señor.

Hombre de Dios, estas siendo transformado para ser un instrumento en sus manos. Serás lo que Dios pensó de ti en la eternidad. Permite que el Espíritu Santo día a día haga su trabajo en ti y Él mismo manifieste su fruto en tu vida.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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