“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.” 2 Juan 1:10-11.

La segunda carta de Juan es una de las más cortas del Nuevo Testamento, pero no por eso menos importante.

En los versículos 10 y 11 del primer capítulo, Juan nos dice que hay muchas personas que no presentan correctamente a Cristo. Algunos menoscaban su humanidad diciendo que solo fue una creación del Padre y nada más; otros predican solo su humanidad abandonando su divinidad. Los extremos son herejías para Juan. Él había conocido a Jesucristo en persona, caminó con Él y prestó atención a cada una de sus enseñanzas. Nadie mejor que él para explicar a Cristo.

El apóstol nos exhorta a no dar la bienvenida a ninguna enseñanza que no sea sana doctrina. “Bienvenido”, en griego jaíro, significa “que estés bien, gozar, regocijar, saludo”. En esa época los predicadores ambulantes iban de casa en casa enseñando falsas doctrinas. Juan dice que no debían dejarlos entrar, ni siquiera saludarlos con regocijo, “porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras”

Hoy no necesitamos, literalmente, darles la bienvenida en la puerta de nuestra casa a quienes enseñan falsas doctrinas… porque ahora entran por “las puertas” de nuestro celular, computadora, TV, radio y cualquier otro medio disponible. Por eso es tan importante discernir la verdad del error.

Gracias a Dios tenemos Su Palabra, al Espíritu Santo para darnos discernimiento espiritual y hay hombres y mujeres temerosos de Dios que nos enseñan toda la Palabra de Dios, sin mutilaciones ni interpretaciones distorsionadas.

Estamos viviendo los últimos tiempos y como dice el apóstol Pablo, serán tiempos peligrosos, “porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios… que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” (2 Timoteo 3:1-5). Así es, a los que tienen toda la apariencia externa de cristianos, pero niegan la eficacia del único sacrificio perfecto de Cristo en la cruz… ¡evítalos! Cuida las puertas de tu casa.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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