«Mi Dios, en este momento me rindo ante tu santa y divina presencia, y te pido perdón si hasta ahora, mis oraciones solo se tratan de mí, porque en realidad, reconozco que se trata de ti. Eres tú el centro de mi vida, lo más importante que tengo y quiero simplemente humillarme ante tu grandeza y divinidad, reconocer tu santidad y adorarte, porque tú te lo mereces. Digno eres tú de recibir toda la gloria y la honra y te pido que te entrones en mi vida y que desde hoy y para siempre, mi vida sea un altar para adorarte y darte honra, amén.»

compartir por messenger
compartir por Whatsapp