«Bendito Padre celestial, perdona hoy mis pecados, porque sé que te he fallado en incontables situaciones. Por favor, lávame en tu Sangre Preciosa y lléname de tu santa presencia. Hoy, me acerco a ti con un corazón contrito y humillado y me postro a tus pies para agradecerte y adorarte. Ahora que me dispongo a dormir, te pido en el Nombre de Jesús que me cubras con tu protección Divina y me des de tu paz y de tu gozo. Por favor, no permitas que durante el silencio de la noche ninguna asechanza del maligno me pueda tocar, amén.»

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