Israel estaba a las puertas de Canaán, listos para conquistarla. La generación incrédula había quedado sepultada en el desierto y ahora la nueva generación había aprendido a depender de Dios.

El pueblo sabía que iba a enfrentar a enemigos mejor entrenados para la guerra y que conocían bien la geografía del terreno, sin embargo, el Señor les había dado una promesa y ellos creyeron la palabra de Dios.

Pero además de creer, Israel tenía que hacer su parte en la batalla. En Deuteronomio 31:6 encontramos los detalles: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.”

En primer lugar, debían esforzarse. Conquistar Canaán no era irse a una tierra con sol y playas para retirarse, requería “esfuerzo”. Esta palabra en hebreo es kjazác y significa “ser fuerte, apoderarse, arrebatar, echar mano, estar  resuelto, vencer”. No había que dar ninguna batalla por ganada hasta acabarla. La celebración vendría después.

En segundo lugar, debían “cobrar ánimo”. En hebreo es amats que significa “estar alerta, de pie; afirmar, consolidar, ser fuerte y valiente”. No era tiempo de paralizarse, sino de estar firmes en las promesas que Dios les había hecho. Avanzar con seguridad.

En tercer lugar, no debían tener “miedo”. En hebreo es yaré que significa “asustarse, amedrentar, atemorizar, espantarse, estar temeroso”. Había que entregarle los miedos a Dios, no dejarse amedrentar y confiar en Aquel que iba delante de ellos en la batalla.

¿Estás enfrentando algunas luchas? ¿Tu fe está siendo atacada? ¿El diablo y sus huestes se han levantado contra ti? Dios te dice: Esfuérzate, cobra ánimo, no tengas miedo, Yo Soy quien pelea tus batallas.

¡Si Dios es por ti, quién contra ti!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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