“Una pizca de necedad arruina gran sabiduría y honor”. Eclesiastés 10:1b.

Salomón comienza este capítulo refiriéndose a la integridad de una persona. Sus palabras son más que claras, un solo momento de imprudencia pueden destruir nuestro buen testimonio. Una pizca de necedad termina con todo lo bueno que fue sembrado por años.

Una “pizca” no significa insignificante o sin importancia. Una locura, una decisión fuera de la voluntad de Dios, una forma de proceder incorrecta, aunque parezca pequeña puede tener graves consecuencias. Una mala decisión, quizás tomada en unos segundos, puede hacernos caer hasta lo más bajo.

Satanás siempre siembra la ilusión de que las consecuencias de ese tipo de acciones no son tan “terribles”; que una mentira puede esconder cualquier locura y permitirte vivir como si fueras una persona honorable. Pero esto no es cierto.

Alguien dijo que cuanto más nos acercamos a la luz, más imperfecciones podemos ver en nosotros. Cuanto más nos acercamos a Cristo, más conciencia tendremos de la importancia de que el Espíritu Santo perfeccione la santidad en nosotros diariamente. Las locuras a las que antes no le dabas importancia, ahora las verás más peligrosas y destructoras. Es el Espíritu Santo que mora en ti quien te hablará y exhortará a alejarte de todo aquello que es una necedad.

“El que piensa estar firme, mire que no caiga”. (1 Corintios 10:12). Si vas a mantenerte firme, será porque le darás lugar al Señor para que obre en ti y transforme tu vida diariamente.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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