“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.” Hechos 16:25-26.

Cantamos cuando estamos alegres, cuando las cosas marchan bien y parece que la vida nos sonríe. Pero es difícil cantar cuando estamos tristes, cuando tenemos necesidades o en medio de circunstancias difíciles. Sin embargo, Pablo y Silas lo hicieron mientras estaban en la cárcel, lastimados, con dolor y en un cepo tortuoso e incómodo.

Sus canciones no eran de tristeza, dolor y angustia, ellos cantaban “alabanzas”. Esta palabra en griego es humnéo y significa “cantar himnos, cantar una oda religiosa; celebrar a Dios en canción”.

Si conoces el resto de la historia, recordarás que Dios envió un terremoto, las cadenas se soltaron y fueron liberados. Es imposible pasar por alto la relación que hubo entre sus himnos de alabanza a Dios y su liberación sobrenatural. ¡Qué distinta hubiera sido esta historia si Pablo y Silas se hubieran pasado la noche quejándose y preguntándole a Dios por qué tenían que pasar por todo eso!

Qué buena lección para nuestra vida. El Señor quiere que le alabemos mientras atravesamos nuestras pruebas, antes de que nos muestre la salida. Si mantenemos nuestros pensamientos centrados en Dios, recordando su bondad y fidelidad, entonces podremos “bendecir a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Salmo 34:1).

¿Estás pasando una prueba difícil? ¿Parece que es más fácil quejarse y buscar las causas? Hoy Dios te dice que lo alabes y su paz inundará tu corazón. El verdadero descanso y fuerzas que necesitas solo pueden venir de su presencia. Acércate a Él con alabanzas.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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