“En el séptimo año se animó Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de centenas… Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a los hijos de David.” 2 Crónicas 23:1,3.

Atalía, hija del perverso rey Acab, cuando vio que su hijo Ocozías había muerto, ¡mandó matar a todos sus nietos y se autoproclamó reina de Judá! Después de este inicio, imagínate el resto. Idolatría, violencia, injusticia, corrupción, y toda transgresión a la ley de Dios estaban a la orden del día. Pero había una esperanza…

Josabet, una hermana del rey, escondió a un hijo de Ocozías en el templo. Era el único sobreviviente con sangre real para ascender al trono. Lo ocultaron allí por seis años y al fin, Joiada “se animó”.

La palabra animarse en hebreo es kjazác que significa “valentía, obstinarse en reparar, conquistar; alentarse, ceñirse, empuñar, hacerse fuerte, resistir, estar resuelto”. Hoy en día diríamos “ponerse las pilas”, actuar decididamente. La resolución de Joiada cambió la historia. Él “se animó” a ordenar las cosas de acuerdo con la Palabra de Dios. Había que tomar una decisión muy difícil: eliminar a la reina impostora y a todo su séquito para reestablecer el trono a la descendencia de David, y lo hizo. “Entonces Joiada hizo un pacto con todo el pueblo y con el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor” (v.16).

Después de esto todo el pueblo entró en el templo de Baal y lo derribaron, y también sus altares; e hicieron pedazos sus imágenes. Entonces Joiada restituyó a los sacerdotes y levitas a sus funciones y puso también porteros a las puertas de la casa de Dios para que no permitieran que entrara nada inmundo. Y finalmente, sentaron al rey en su trono. Leemos en el v. 21 que “se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila”.

Los cambios vinieron porque uno se animó. Alguien no estuvo de acuerdo con que se siguiera ignorando la voluntad de Dios. Hoy el Señor sigue buscando a los Joiadas contemporáneos que se animen a enfrentar el statu quo espiritual actual. Hombres y mujeres que quieran reestablecer los principios de la Palabra de Dios en sus hogares, iglesias, y en todo lugar en donde el Señor les permita ejercer influencia.

Solo cuando ponemos las cosas en el orden que estableció el Señor, gozaremos de la paz y las bendiciones que nos prometió Dios.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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