“Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.” Isaías 41:10,13.

Hace un tiempo atrás tuve un sueño extraordinario. Supe en el momento que me desperté que el Señor me había hablado. No soy de las personas que cree que todos los sueños son revelaciones, de hecho, todas las noches tengo sueños muy variados y hasta extraños, pero sé cuándo Dios me habla usando este recurso, y no es muy usual.

Soñé que estaba bajo una nube, muy baja, a pocas pulgadas de mi cabeza. En ese momento tenía la necesidad de que Dios me hablara, sentirlo cerca. De pronto escuché una voz desde esa nube que me decía: “¡Extiende tu mano hacia arriba, tengo mi mano sobre ti! Solo debes atreverte a levantarla y tomar la mía”. Eso hice. Levanté mi mano derecha y empecé a dar manotazos a la nube, revolviéndola para ver si podía hacer contacto. De pronto sentí un escalofrío… ¡toqué la mano de Dios dentro de esa nube! La agarré y la empecé a jalar hacia mí. Empezó a estirarse como una goma elástica, hasta que la pude ver. En ese momento estaba mi esposa y mi hijo conmigo y les digo: “¡Miren, la mano de Dios está con nosotros!” La solté y volvió a cubrirla la nube. En ese momento escucho que Dios me dice: “Pablo, mi mano siempre está sobre ti, solo tienes que tomarla por fe cuando la necesites”.

Fue tan impactante, quedé asombrado; esta experiencia cambió mi vida. Nunca podré olvidarla. Cada vez que paso momentos difíciles, literalmente estiro mi mano hacia arriba porque sé que Dios está allí, con su mano extendida.

Estoy totalmente convencido de que esta promesa no es solo para mí. Dios no tiene hijos favoritos. Él ama a todos sus hijos con el mismo amor. Por favor, no compares al Padre Celestial con tu padre terrenal. Podríamos haber tenido al mejor papá del mundo y aun así, su amor no podrá compararse con el del Señor. Y no hablemos si has tenido un padre ausente, abusivo o indiferente. Tenemos que conocer a Dios pero no a través de comparaciones humanas porque nos vamos a equivocar.

El pasaje de Isaías 41 también se escribió para ti. En cualquier momento difícil, debes mirar hacia arriba y extender por fe tu mano hacia Dios. Él va a tomar tu mano y te dirá: “No temas, ¡Yo te ayudo!”

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Libro de devocionales «Tiempos de Refrigerio»
Adquiera el libro en Amazon

compartir por messenger
compartir por Whatsapp