“Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.” 1 Samuel 17:40.

La pelea de David era despareja… Qué podemos añadir al relato de la historia cuando todo el mundo sabe quién era Goliat. Imposible que un muchacho que nunca había sido entrenado para la guerra pudiera competirle de igual a igual a un gigante experimentado.

Por eso el rey Saúl intentó equipar a David para la pelea con su armadura, pero la rechazó porque no sabía usarla y le pesaba. En cambio, fue al lecho de un arroyo y escogió cinco piedras lisas que guardó en su zurrón junto con su honda.

Cinco piedras en una bolsa no atemorizan a ningún enemigo, pero no se trataba de las piedras sino en el nombre de Quién serían arrojadas esas piedras. Goliat no sabía que David tenía un Dios Todopoderoso que se manifiesta a favor de los que confían en Él.

“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.  Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré…” (1 Samuel 17:45-46).

Ya conocemos el final de la historia: una sola piedra incrustada en la frente de Goliat por el poder de Dios fue la foto principal de las portadas del diario matutino. El gigante fue vencido.

¿Qué tienes hoy en tus manos que Dios pueda usar para manifestar su poder? ¿Qué hay en tu “zurrón”? Aquello que tú puedes llamar común, Dios lo puede usar para glorificarse.

Llena tu “zurrón” de fe y cree que Dios te puede usar para su gloria. Atrévete a enfrentar a tus “gigantes” en el nombre del Señor y Él te dará la victoria.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Libro de devocionales «Tiempos de Refrigerio»
Adquiera el libro en Amazon

compartir por messenger
compartir por Whatsapp